COMIENZA la mañana diciéndote a ti mismo: me encontraré con el entrometido, el ingrato, el arrogante, el engañoso, el envidioso, el antisocial. Todas estas cosas les suceden por su ignorancia de lo que es bueno y malo. Pero yo, que he visto la naturaleza del bien, que es hermosa, y del mal, que es feo, y la naturaleza de aquel que hace el mal, que es afín a mí; no de la misma sangre o semilla, sino que participa en la inteligencia y en una porción de lo divino, no puedo ser herido por ninguno de ellos, pues nadie puede fijar en mí lo que es feo, ni puedo enojarme con mi pariente, ni odiarlo. P
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