Según informa Bloomberg, Malasia está utilizando drones, sensores portátiles y denuncias de los residentes para rastrear la minería ilegal de Bitcoin, ya que estos mineros roban electricidad y han causado a la empresa estatal de energía, Tenaga Nasional Berhad (TNB), unas pérdidas de aproximadamente 1.100 millones de dólares. En los últimos cinco años, las autoridades han desmantelado alrededor de 14.000 puntos de minería ilegal. Desde que el precio de Bitcoin alcanzó un máximo histórico en octubre, se han registrado cerca de 3.000 casos de robo de electricidad relacionados con la minería de Bitcoin.
Drones con detección térmica y sensores portátiles crean una red de vigilancia
En las zonas calientes de minería ilegal de criptomonedas Bitcoin en Malasia, las operaciones de caza comienzan desde el cielo. Los drones sobrevuelan filas de tiendas y casas abandonadas en busca de fuentes de calor anómalas. Los equipos de minería de Bitcoin generan grandes cantidades de calor, claramente visibles mediante cámaras térmicas infrarrojas. Incluso si los mineros esconden los equipos en edificios cerrados, las temperaturas anómalas en tejados y paredes delatan su ubicación.
En tierra, la policía porta sensores para detectar consumos inusuales de electricidad. Estos dispositivos portátiles pueden medir la intensidad del campo electromagnético en los cables eléctricos y alertan cuando el consumo de un edificio supera con creces los niveles normales. Esta tecnología es especialmente eficaz en zonas residenciales, donde el consumo de electricidad suele ser estable, mientras que una pequeña granja de minería de Bitcoin puede consumir decenas o incluso cientos de veces más que una vivienda normal.
A veces, los métodos de rastreo son más rudimentarios. Los residentes llaman a la policía tras oír extraños cantos de pájaros; al llegar, descubren que alguien está reproduciendo sonidos de la naturaleza para ocultar el estruendo de las máquinas tras puertas cerradas. Esta táctica demuestra que los mineros ilegales ya son conscientes de que el ruido es una de las principales causas de delación. Los ventiladores de refrigeración de los equipos de minería de Bitcoin producen un ruido agudo y constante, especialmente evidente en barrios tranquilos.
Las tres principales herramientas de Malasia para rastrear la minería ilegal de Bitcoin
Detección térmica con drones: Detección aérea de fuentes de calor anómalas en edificios para localizar posibles puntos de minería.
Sensores portátiles: Medición en tierra de la intensidad del campo electromagnético para identificar edificios con consumo eléctrico anómalo.
Sistema de denuncias ciudadanas: Fomento de la colaboración ciudadana para reportar ruidos sospechosos y actividades inusuales y aportar pistas.
Estas herramientas conforman una red de vigilancia operativa para capturar mineros ilegales de Bitcoin. Este sistema de investigación multinivel demuestra la determinación del gobierno malasio para combatir la minería ilegal. En comparación con el simple análisis de datos de consumo eléctrico de la compañía eléctrica, los drones y los dispositivos portátiles ofrecen una capacidad de localización más inmediata y precisa.
14.000 granjas desmanteladas en cinco años y las pérdidas siguen creciendo
(Fuente: Bloomberg)
En los últimos cinco años, las autoridades han desmantelado unas 14.000 instalaciones de minería ilegal. Según el Ministerio de Energía, durante este periodo el robo de electricidad ha causado a la empresa estatal TNB unas pérdidas de alrededor de 1.100 millones de dólares. Además, la situación sigue agravándose: hasta principios de octubre, cuando el precio del Bitcoin alcanzó un máximo histórico, ya se habían registrado unos 3.000 casos de robo eléctrico relacionados con la minería de Bitcoin.
La magnitud de la pérdida, 1.100 millones de dólares, es realmente impactante. A modo de comparación, esta cifra equivale aproximadamente al 10% del presupuesto anual de educación de Malasia o permitiría construir varios hospitales de gran tamaño. Estas pérdidas no solo afectan a la salud financiera de la compañía eléctrica, sino que, lo más importante, se trasladan a todos los usuarios de electricidad. Cuando la empresa pierde ingresos por robo de electricidad, suele compensarlo subiendo los precios, lo que finalmente repercute en los usuarios legales.
El hecho de que se hayan desmantelado 14.000 puntos de minería ilegal en cinco años supone un promedio de unos 7,7 granjas cerradas al día. Sin embargo, los 3.000 nuevos casos registrados hasta octubre muestran que el ritmo de la minería ilegal de Bitcoin está acelerándose, superando ampliamente la capacidad de las autoridades para erradicarla. Este aumento está estrechamente relacionado con la subida del precio del Bitcoin: cuando el precio alcanza máximos históricos, la rentabilidad de la minería se dispara y más personas se arriesgan a entrar en el negocio.
El impacto de la minería ilegal en la red eléctrica no es solo económico, sino también técnico. El robo masivo de electricidad puede causar desequilibrios en la carga de la red, sobrecargas de transformadores e incluso apagones regionales. En casos extremos, algunos mineros ilegales se conectan directamente a líneas de alta tensión, una práctica peligrosa que no solo pone en riesgo la vida de los propios mineros, sino que además puede causar incendios y problemas de seguridad pública.
El bajo precio de la electricidad en Malasia es la principal razón que atrae la minería ilegal. Como exportador de petróleo y gas natural, los precios de la electricidad en Malasia están subvencionados por el gobierno, por lo que los costes para hogares y comercios son mucho más bajos que la media internacional. Esta política, destinada a beneficiar a los ciudadanos y apoyar el desarrollo industrial, ha atraído involuntariamente una gran cantidad de minería ilegal de Bitcoin. Cuando los mineros no tienen que pagar la factura eléctrica, casi todos los ingresos de la minería son beneficios netos, por lo que el margen de beneficio impulsa a los grupos criminales a seguir invirtiendo.
Comisión especial interdepartamental refuerza la lucha contra la minería ilegal
El 19 de noviembre, el gobierno de Malasia creó una comisión especial interdepartamental, integrada por el Ministerio de Finanzas, el Banco Nacional de Malasia y la compañía eléctrica TNB. Este grupo de trabajo planea coordinar la lucha contra los operadores ilegales, lo que supone que el gobierno eleva el problema de la minería ilegal de Bitcoin de una simple cuestión de robo de electricidad a un asunto de gobernanza a nivel nacional.
El viceministro de Transición Energética y del Agua, y presidente de la comisión, Akmal Nasrullah Mohd Nasir, afirmó: «Permitir que este tipo de actividades ocurran ya no es solo un riesgo de robo; de hecho, pueden llegar a dañar nuestras instalaciones. Esto plantea un desafío para nuestro sistema». Esta declaración demuestra que el gobierno ya es consciente de la amenaza sistémica que la minería ilegal representa para la infraestructura nacional.
Akmal señaló directamente la participación del crimen organizado: «Está claro que se trata de grupos criminales organizados, porque actúan con gran agilidad, trasladándose constantemente de un lugar a otro. Tienen métodos operativos bien establecidos». Estas características organizativas incluyen técnicas profesionales de manipulación eléctrica, capacidad logística para trasladar equipos rápidamente y métodos de contrainteligencia para evitar la acción policial.
La implicación de bandas criminales hace que la lucha sea aún más difícil. A diferencia de la minería individual y dispersa, el crimen organizado dispone de más recursos y un funcionamiento mucho más profesional. Inspeccionan previamente varias localizaciones alternativas, y en cuanto una es desmantelada, se trasladan inmediatamente a la siguiente. Estas tácticas de guerrilla obligan a las fuerzas del orden a estar en constante persecución.
La comisión especial interdepartamental se creó para integrar recursos y mejorar la eficiencia de la coordinación. El Ministerio de Finanzas se encarga de rastrear los flujos de dinero y realizar inspecciones fiscales, el Banco Nacional supervisa las transacciones sospechosas de criptomonedas y TNB facilita los datos de consumos eléctricos anómalos. El intercambio de información entre las tres partes permite localizar y actuar con mayor rapidez contra las granjas ilegales.
La línea entre la minería legal y el robo de electricidad
En Malasia, siempre que el operador adquiera la electricidad de forma legal y pague impuestos, la minería de Bitcoin es legal. Esto significa que el gobierno no se opone a la minería de Bitcoin en sí misma, sino al robo de electricidad y la evasión fiscal. Esta postura política es relativamente moderada, en contraste con la actitud drástica de China, que prohíbe por completo la minería de Bitcoin.
Sin embargo, el coste de la electricidad legal hace que la minería sea poco rentable en Malasia. Aunque el precio de la electricidad es relativamente bajo, tras pagar la factura eléctrica la rentabilidad de la minería sigue siendo muy baja, especialmente en un contexto de volatilidad del precio del Bitcoin y una competencia global creciente. Esta realidad económica empuja a muchos mineros a arriesgarse robando electricidad para eliminar el mayor coste operativo.
El reto para el gobierno es cómo combatir las actividades ilegales a la vez que se proporciona un entorno empresarial sostenible para la minería legal. Algunos analistas sugieren que Malasia podría seguir el ejemplo de Kazajistán e Islandia y ofrecer tarifas eléctricas industriales específicas para la minería legal de Bitcoin, atrayendo así inversiones e ingresos fiscales y regulando el sector.
Desde una perspectiva más amplia, el caso de Malasia revela un patrón común de minería ilegal de Bitcoin a nivel mundial. En regiones con electricidad barata o una gestión laxa de la red eléctrica, la minería ilegal suele estar especialmente extendida. No es solo un problema de Malasia; países como Venezuela, Irán y algunas naciones de Europa del Este y Asia Central enfrentan desafíos similares.
Ver originales
Esta página puede contener contenido de terceros, que se proporciona únicamente con fines informativos (sin garantías ni declaraciones) y no debe considerarse como un respaldo por parte de Gate a las opiniones expresadas ni como asesoramiento financiero o profesional. Consulte el Descargo de responsabilidad para obtener más detalles.
¡Malasia pierde 1.100 millones de dólares! Drones cazan bandas de minería ilegal de Bitcoin que roban electricidad
Según informa Bloomberg, Malasia está utilizando drones, sensores portátiles y denuncias de los residentes para rastrear la minería ilegal de Bitcoin, ya que estos mineros roban electricidad y han causado a la empresa estatal de energía, Tenaga Nasional Berhad (TNB), unas pérdidas de aproximadamente 1.100 millones de dólares. En los últimos cinco años, las autoridades han desmantelado alrededor de 14.000 puntos de minería ilegal. Desde que el precio de Bitcoin alcanzó un máximo histórico en octubre, se han registrado cerca de 3.000 casos de robo de electricidad relacionados con la minería de Bitcoin.
Drones con detección térmica y sensores portátiles crean una red de vigilancia
En las zonas calientes de minería ilegal de criptomonedas Bitcoin en Malasia, las operaciones de caza comienzan desde el cielo. Los drones sobrevuelan filas de tiendas y casas abandonadas en busca de fuentes de calor anómalas. Los equipos de minería de Bitcoin generan grandes cantidades de calor, claramente visibles mediante cámaras térmicas infrarrojas. Incluso si los mineros esconden los equipos en edificios cerrados, las temperaturas anómalas en tejados y paredes delatan su ubicación.
En tierra, la policía porta sensores para detectar consumos inusuales de electricidad. Estos dispositivos portátiles pueden medir la intensidad del campo electromagnético en los cables eléctricos y alertan cuando el consumo de un edificio supera con creces los niveles normales. Esta tecnología es especialmente eficaz en zonas residenciales, donde el consumo de electricidad suele ser estable, mientras que una pequeña granja de minería de Bitcoin puede consumir decenas o incluso cientos de veces más que una vivienda normal.
A veces, los métodos de rastreo son más rudimentarios. Los residentes llaman a la policía tras oír extraños cantos de pájaros; al llegar, descubren que alguien está reproduciendo sonidos de la naturaleza para ocultar el estruendo de las máquinas tras puertas cerradas. Esta táctica demuestra que los mineros ilegales ya son conscientes de que el ruido es una de las principales causas de delación. Los ventiladores de refrigeración de los equipos de minería de Bitcoin producen un ruido agudo y constante, especialmente evidente en barrios tranquilos.
Las tres principales herramientas de Malasia para rastrear la minería ilegal de Bitcoin
Detección térmica con drones: Detección aérea de fuentes de calor anómalas en edificios para localizar posibles puntos de minería.
Sensores portátiles: Medición en tierra de la intensidad del campo electromagnético para identificar edificios con consumo eléctrico anómalo.
Sistema de denuncias ciudadanas: Fomento de la colaboración ciudadana para reportar ruidos sospechosos y actividades inusuales y aportar pistas.
Estas herramientas conforman una red de vigilancia operativa para capturar mineros ilegales de Bitcoin. Este sistema de investigación multinivel demuestra la determinación del gobierno malasio para combatir la minería ilegal. En comparación con el simple análisis de datos de consumo eléctrico de la compañía eléctrica, los drones y los dispositivos portátiles ofrecen una capacidad de localización más inmediata y precisa.
14.000 granjas desmanteladas en cinco años y las pérdidas siguen creciendo
(Fuente: Bloomberg)
En los últimos cinco años, las autoridades han desmantelado unas 14.000 instalaciones de minería ilegal. Según el Ministerio de Energía, durante este periodo el robo de electricidad ha causado a la empresa estatal TNB unas pérdidas de alrededor de 1.100 millones de dólares. Además, la situación sigue agravándose: hasta principios de octubre, cuando el precio del Bitcoin alcanzó un máximo histórico, ya se habían registrado unos 3.000 casos de robo eléctrico relacionados con la minería de Bitcoin.
La magnitud de la pérdida, 1.100 millones de dólares, es realmente impactante. A modo de comparación, esta cifra equivale aproximadamente al 10% del presupuesto anual de educación de Malasia o permitiría construir varios hospitales de gran tamaño. Estas pérdidas no solo afectan a la salud financiera de la compañía eléctrica, sino que, lo más importante, se trasladan a todos los usuarios de electricidad. Cuando la empresa pierde ingresos por robo de electricidad, suele compensarlo subiendo los precios, lo que finalmente repercute en los usuarios legales.
El hecho de que se hayan desmantelado 14.000 puntos de minería ilegal en cinco años supone un promedio de unos 7,7 granjas cerradas al día. Sin embargo, los 3.000 nuevos casos registrados hasta octubre muestran que el ritmo de la minería ilegal de Bitcoin está acelerándose, superando ampliamente la capacidad de las autoridades para erradicarla. Este aumento está estrechamente relacionado con la subida del precio del Bitcoin: cuando el precio alcanza máximos históricos, la rentabilidad de la minería se dispara y más personas se arriesgan a entrar en el negocio.
El impacto de la minería ilegal en la red eléctrica no es solo económico, sino también técnico. El robo masivo de electricidad puede causar desequilibrios en la carga de la red, sobrecargas de transformadores e incluso apagones regionales. En casos extremos, algunos mineros ilegales se conectan directamente a líneas de alta tensión, una práctica peligrosa que no solo pone en riesgo la vida de los propios mineros, sino que además puede causar incendios y problemas de seguridad pública.
El bajo precio de la electricidad en Malasia es la principal razón que atrae la minería ilegal. Como exportador de petróleo y gas natural, los precios de la electricidad en Malasia están subvencionados por el gobierno, por lo que los costes para hogares y comercios son mucho más bajos que la media internacional. Esta política, destinada a beneficiar a los ciudadanos y apoyar el desarrollo industrial, ha atraído involuntariamente una gran cantidad de minería ilegal de Bitcoin. Cuando los mineros no tienen que pagar la factura eléctrica, casi todos los ingresos de la minería son beneficios netos, por lo que el margen de beneficio impulsa a los grupos criminales a seguir invirtiendo.
Comisión especial interdepartamental refuerza la lucha contra la minería ilegal
El 19 de noviembre, el gobierno de Malasia creó una comisión especial interdepartamental, integrada por el Ministerio de Finanzas, el Banco Nacional de Malasia y la compañía eléctrica TNB. Este grupo de trabajo planea coordinar la lucha contra los operadores ilegales, lo que supone que el gobierno eleva el problema de la minería ilegal de Bitcoin de una simple cuestión de robo de electricidad a un asunto de gobernanza a nivel nacional.
El viceministro de Transición Energética y del Agua, y presidente de la comisión, Akmal Nasrullah Mohd Nasir, afirmó: «Permitir que este tipo de actividades ocurran ya no es solo un riesgo de robo; de hecho, pueden llegar a dañar nuestras instalaciones. Esto plantea un desafío para nuestro sistema». Esta declaración demuestra que el gobierno ya es consciente de la amenaza sistémica que la minería ilegal representa para la infraestructura nacional.
Akmal señaló directamente la participación del crimen organizado: «Está claro que se trata de grupos criminales organizados, porque actúan con gran agilidad, trasladándose constantemente de un lugar a otro. Tienen métodos operativos bien establecidos». Estas características organizativas incluyen técnicas profesionales de manipulación eléctrica, capacidad logística para trasladar equipos rápidamente y métodos de contrainteligencia para evitar la acción policial.
La implicación de bandas criminales hace que la lucha sea aún más difícil. A diferencia de la minería individual y dispersa, el crimen organizado dispone de más recursos y un funcionamiento mucho más profesional. Inspeccionan previamente varias localizaciones alternativas, y en cuanto una es desmantelada, se trasladan inmediatamente a la siguiente. Estas tácticas de guerrilla obligan a las fuerzas del orden a estar en constante persecución.
La comisión especial interdepartamental se creó para integrar recursos y mejorar la eficiencia de la coordinación. El Ministerio de Finanzas se encarga de rastrear los flujos de dinero y realizar inspecciones fiscales, el Banco Nacional supervisa las transacciones sospechosas de criptomonedas y TNB facilita los datos de consumos eléctricos anómalos. El intercambio de información entre las tres partes permite localizar y actuar con mayor rapidez contra las granjas ilegales.
La línea entre la minería legal y el robo de electricidad
En Malasia, siempre que el operador adquiera la electricidad de forma legal y pague impuestos, la minería de Bitcoin es legal. Esto significa que el gobierno no se opone a la minería de Bitcoin en sí misma, sino al robo de electricidad y la evasión fiscal. Esta postura política es relativamente moderada, en contraste con la actitud drástica de China, que prohíbe por completo la minería de Bitcoin.
Sin embargo, el coste de la electricidad legal hace que la minería sea poco rentable en Malasia. Aunque el precio de la electricidad es relativamente bajo, tras pagar la factura eléctrica la rentabilidad de la minería sigue siendo muy baja, especialmente en un contexto de volatilidad del precio del Bitcoin y una competencia global creciente. Esta realidad económica empuja a muchos mineros a arriesgarse robando electricidad para eliminar el mayor coste operativo.
El reto para el gobierno es cómo combatir las actividades ilegales a la vez que se proporciona un entorno empresarial sostenible para la minería legal. Algunos analistas sugieren que Malasia podría seguir el ejemplo de Kazajistán e Islandia y ofrecer tarifas eléctricas industriales específicas para la minería legal de Bitcoin, atrayendo así inversiones e ingresos fiscales y regulando el sector.
Desde una perspectiva más amplia, el caso de Malasia revela un patrón común de minería ilegal de Bitcoin a nivel mundial. En regiones con electricidad barata o una gestión laxa de la red eléctrica, la minería ilegal suele estar especialmente extendida. No es solo un problema de Malasia; países como Venezuela, Irán y algunas naciones de Europa del Este y Asia Central enfrentan desafíos similares.