Últimamente, el mercado de verdad que deja a uno sin palabras. Hay gente que se pasa noches en vela buscando pistas sobre narrativas, pero luego la comunidad consigue los tokens y enseguida los vende, dejando atrapadas varias posiciones que se habían preparado con antelación. Esta forma de jugar cada vez es más surrealista: proyectos que podrían desarrollarse bien, pero en vez de construir, se dedican a jugar al juego de comprar caro y vender barato.

Lo más increíble es ver a las ballenas haciéndose contrapartida a sí mismas: compran en grande y justo después venden en grande, usando la liquidez como si fuera un cajero automático. Con estas jugadas, los jugadores normales solo pueden mirar cómo destrozan el mercado. Si no fuera porque aún me queda un poco de paciencia, de verdad diría: que hagan lo que quieran, que esas shitcoins que se van a cero en segundos se las queden quienes disfrutan de cortar cabezas.

Hay que tomárselo con calma. Cuando la confianza se pierde, cuesta mucho volver a construirla.