El miércoles pasado por la tarde, de repente apareció en mi móvil una captura de pantalla de un registro de transferencia.

Comentario del remitente: "Hermano, han pasado cuatro años y por fin he superado los dos millones."

Me quedé perplejo durante tres segundos—¿no era ese el chico que hace años solo tenía un capital de 100.000 y nunca decía nada en el grupo? En cuatro años, su capital se ha multiplicado por veinte, y lo más importante es que nunca ha sufrido una liquidación total. Esto es casi como un fósil viviente en el mundo cripto.

Y es que, en todos estos años en el sector, lo que más he visto son o bien jugadores que se hacen ricos en tres días y luego desaparecen, o los "gurús" que dan señales todo el día y al final borran la cuenta y se largan. Gente como él, que avanza con paso firme y obtiene beneficios constantes, hay muy pocos.

No pude evitar invitarle a charlar durante dos horas.

Al final descubrí que no tiene ningún canal de información privilegiada, ni se basa en análisis esotéricos: simplemente graba la palabra "prudencia" en cada operación. Y curiosamente, esa "prudencia" es lo que el 90% de la gente es incapaz de lograr.

# No tengas prisa por abrir una posición, aprende primero a "trazar líneas"

Me enseñó su historial de operaciones.

Antes de entrar en cada operación, siempre hay tres marcadores en su gráfico:
- Los límites superior e inferior del rango de fluctuación de precios de los últimos tres días
- La posición actual de la media móvil de 5 días
- La línea base del promedio del volumen de operaciones reciente

Solo cuando estas tres condiciones están en verde al mismo tiempo, entra de manera tentativa con una posición que no supera el 5% de su capital total.

El año pasado, hubo una moneda que subió sin parar, y todo el mundo en el grupo gritaba "¡rompe su máximo histórico!". Él echó un vistazo al gráfico: el volumen no acompañaba y la media móvil de 5 días todavía estaba por debajo del precio.

"Si entras en este momento, lo más probable es que te lleves un golpe."

No hizo nada.

Tres días después, esa moneda cayó casi un 30% desde el máximo. Y él esperó a que corrigiera y se estabilizara, a que las señales volvieran a alinearse, para entrar con una pequeña posición y salir con un beneficio del 8%.

Esta operación puede parecer insignificante, pero es precisamente este hábito de "no actuar si no están todas las señales" lo que le ha permitido evitar innumerables trampas aparentemente tentadoras.