Últimamente, este mercado es realmente incomprensible. Fíjate en esas monedas que en su día sufrieron colapsos estrepitosos—LUNC, LUNA, USTC—que últimamente están subiendo de forma loca, mientras que Ethereum, que acaba de completar la actualización Fusaka, mantiene su precio sin apenas sobresaltos. ¿Qué está pasando en el mercado?

En realidad, si lo piensas con calma, esto demuestra precisamente que el mercado nunca es tonto. Está operando con dos modos de juego completamente diferentes.

Primero, ¿por qué esas "shitcoins" pueden explotar así? La clave es una sola palabra: apuesta. La sentencia final del fundador de Terra, Do Kwon, se conocerá el 11 de diciembre, y ese tipo de desenlaces inciertos atraen a los jugadores más especulativos. Además, la comunidad está quemando tokens a toda máquina; solo en diciembre se han destruido más de 959 millones de LUNC, creando la ilusión de un "mito deflacionario". En el fondo, esta subida no responde al valor, sino a las emociones y la memoria—quienes fueron atrapados en el pasado ahora se lanzan con la esperanza de "recuperarse" y por miedo a quedarse fuera (FOMO).

¿Y Ethereum? Es un guion completamente distinto. La actualización Fusaka es importante, sí, con el objetivo de mejorar la eficiencia de la red y reducir los costes de L2, pero este tipo de mejoras estructurales no se reflejan inmediatamente en el precio. Se necesita tiempo para que el ecosistema prospere, y para que desarrolladores y usuarios perciban realmente los beneficios. Para colmo, hay voces que opinan que cuanto mejor funcionen las L2, más se diluye el valor capturado por la red principal—como una paradoja, donde un ecosistema fuerte deja a la moneda nativa en una posición incómoda.

Y siendo sinceros, ahora mismo a ETH le falta ese detonante capaz de encender la pasión del mercado al instante. No es como el año pasado, cuando la aprobación del ETF atrajo capital externo de forma masiva.

¿Lo ves ahora? Las shitcoins juegan a la adrenalina y a los movimientos especulativos, fuegos artificiales impulsados por eventos a corto plazo; Ethereum apuesta por los fundamentales a largo plazo y la narrativa del ecosistema, un motor lento que requiere paciencia. ¿Prefieres perseguir la emoción del momento o esperar a que se materialice el valor real? Esa es una pregunta que cada uno debe responderse por sí mismo.