Hoy en el mercado hay una moneda que destaca especialmente: WIN, que en 24 horas ha subido más de un 60%, con el precio disparándose hasta 0,00004812 dólares. ¿Volumen de negociación? Más de seiscientos mil millones, literalmente fuera de escala. El aspecto técnico no puede ser mejor: las EMAs perfectamente alineadas, el MACD con un cruce dorado reluciente, todo con pinta de que el mercado alcista ha vuelto.

Sin embargo, cualquiera que lleve un tiempo en este mundillo, al ver este movimiento seguramente se pone en guardia.

¿Por qué? Porque este es otro proyecto relacionado con ese "personaje conocido del sector". Siempre ha existido una regla no escrita en el mundillo: las monedas respaldadas por ciertas personas, mejor evitarlas si puedes. Suena duro, pero es una lección aprendida con dinero real. Aunque ese tipo es un genio del marketing y creando polémica, los proyectos que impulsa suelen seguir siempre el mismo guion: el día que suben con violencia es el punto más alto, y después les espera una larga caída silenciosa.

Después de que los veteranos hayan caído varias veces, ahora cuando ven que una de estas monedas despega, su primera reacción no es entrar, sino buscar la salida cuanto antes.

¿Por qué ocurre esto?

En pocas palabras, estas monedas siguen una estrategia de "guerra relámpago". Basta con una noticia o que un gran influencer diga algo, y el dinero entra de golpe, haciendo que el precio se dispare como un cohete. Igual que hoy con WIN, que en pocas horas ha atraído a innumerables minoristas ansiosos de no quedarse fuera.

Pero el problema es que estas subidas suelen carecer de un soporte real en el ecosistema. Cuando se pasa la euforia, o cuando los grandes deciden que es hora de recoger beneficios, el precio se da la vuelta, y la caída suele ser mucho más brutal que la subida.

Si miras el propio informe técnico de WIN, ya avisa: el RSI está sobrecomprado, y las bandas de Bollinger también muestran señales de sobrecalentamiento. ¿Qué significa esto? Que la subida a corto plazo ha sido demasiado rápida, el mercado está agotado y la corrección es solo cuestión de tiempo.

Así que ante este tipo de monedas, la estrategia es simple: correr. Si suben, vende sin pensarlo, y si te quedas fuera, no te lamentes.