¿Recuerdas aquella época en la que los shitcoins en la red de Ethereum estaban en su punto más loco? Las tarifas de gas por transacción podían dispararse a cientos de dólares, y aun así un montón de gente se lanzaba sin pestañear. ¿Y ahora? Toda la red está inquietantemente tranquila.

Siendo sinceros, la volatilidad de las tarifas de gas en la mainnet al manejar transacciones de alta frecuencia siempre ha sido un gran problema: basta con que haya un poco de hype para que las comisiones se disparen, lo que resulta, por naturaleza, poco amigable para los memes que requieren entrar y salir rápido. Base, como Layer2, sí que ofrece una mejora en costes, pero le falta una comunidad central que marque el ritmo, así que el interés nunca termina de despegar.

En cambio, en BSC, las bajas tarifas de gas y la confirmación rápida hacen que el trading de memes sea mucho más fluido. El mercado vota con los pies: tanto el capital como los jugadores están migrando hacia cadenas más eficientes. Tras este ciclo de memes, la diferencia en la experiencia de la infraestructura ha quedado más patente que nunca.