Hablando en serio, estos dos meses han sido como un sueño: 260,000 U subieron a 3,250,000 U. Ahora que me he calmado y hago un análisis, cada punto de decisión sigue siendo aterradoramente claro.

A principios de octubre, COAI estaba rondando 6.03, así que abrí una posición larga. En ese momento, realmente no pensé demasiado, solo me pareció bien la tendencia. Al final, esto se disparó hasta 21.48, estaba mirando la pantalla y mis manos temblaban; en el momento en que los 500,000 U llegaron, sentí que mi corazón estaba a punto de estallar.

Pero el gráfico en la parte alta se ve incómodo. En la posición de 20.57, decidí hacer una venta en corto, y esta vez acerté. El precio se desplomó dramáticamente a 2.154, salí justo a tiempo y gané 1 millón de U. En octubre, esta operación hizo que mi cuenta despegara.

En noviembre, COAI se apagó, así que dirigí mi atención a AIA. Abrí una posición larga a 3.309, y justo al entrar, hubo una caída repentina, me dio un vuelco el corazón, pero las reglas son las reglas, aguanté la volatilidad. Luego, el mercado dio un giro y subió a 8.789, cerré la ganancia con 430,000 U.

Al día siguiente, me picó el gusanillo y compré más a 9.926, subió a 19.9 y liquidé, ganando otros 400,000 U. La clave es que olfateé un precio inflado: en el nivel de 20, abrí cortos de inmediato, y en la madrugada una gran vela bajista cayó a 8.66, esta vez fueron más de 1,000,000 U en ganancias. Al cierre de noviembre, la cuenta ya había alcanzado 3,250,000 U.

¿Ahora? Ya tengo el siguiente objetivo en la mira. Esta señal es más clara que las dos veces anteriores. El mercado nunca carece de oportunidades, lo que falta es la visión para entender las tendencias y las manos que ejecuten según las reglas.