Los últimos comentarios de Koeda llamaron mi atención: él proyecta que el aumento en los costos de los alimentos con los que hemos estado lidiando debería comenzar a enfriarse a medida que avancemos hacia los primeros meses del próximo año fiscal.
Esto importa más de lo que la gente piensa. La inflación de los alimentos ha sido uno de esos puntos de presión obstinados que mantienen a los bancos centrales en tensión. Si su pronóstico se cumple, podríamos ver cambios en las expectativas de política monetaria más pronto de lo anticipado.
El momento también es interesante. A principios del próximo año fiscal nos coloca en una ventana donde el sentimiento macroeconómico podría pivotar, creando potencialmente efectos en cadena en los activos de riesgo. Precios de alimentos más bajos significan números de inflación general reducidos, lo que típicamente se traduce en un endurecimiento de políticas menos agresivo.
Vale la pena monitorear cómo se desarrolla esto. Cuando indicadores económicos clave como los costos de alimentos cambian de trayectoria, los mercados tienden a reajustar precios bastante rápido. Podría ser una de esas señales macro sutiles que terminan importando mucho para la posición de la cartera en los próximos trimestres.
Ver originales
Esta página puede contener contenido de terceros, que se proporciona únicamente con fines informativos (sin garantías ni declaraciones) y no debe considerarse como un respaldo por parte de Gate a las opiniones expresadas ni como asesoramiento financiero o profesional. Consulte el Descargo de responsabilidad para obtener más detalles.
Los últimos comentarios de Koeda llamaron mi atención: él proyecta que el aumento en los costos de los alimentos con los que hemos estado lidiando debería comenzar a enfriarse a medida que avancemos hacia los primeros meses del próximo año fiscal.
Esto importa más de lo que la gente piensa. La inflación de los alimentos ha sido uno de esos puntos de presión obstinados que mantienen a los bancos centrales en tensión. Si su pronóstico se cumple, podríamos ver cambios en las expectativas de política monetaria más pronto de lo anticipado.
El momento también es interesante. A principios del próximo año fiscal nos coloca en una ventana donde el sentimiento macroeconómico podría pivotar, creando potencialmente efectos en cadena en los activos de riesgo. Precios de alimentos más bajos significan números de inflación general reducidos, lo que típicamente se traduce en un endurecimiento de políticas menos agresivo.
Vale la pena monitorear cómo se desarrolla esto. Cuando indicadores económicos clave como los costos de alimentos cambian de trayectoria, los mercados tienden a reajustar precios bastante rápido. Podría ser una de esas señales macro sutiles que terminan importando mucho para la posición de la cartera en los próximos trimestres.