El principal fabricante de chips acaba de soltar ganancias que superaron las expectativas, ¿y adivina qué? Sus GPUs de alta gama se están vendiendo más rápido de lo que pueden producirlas. El precio de las acciones se volvió parabólico en el comercio fuera del horario.

La escasez no es sorprendente cuando consideras la demanda insana tanto de las granjas de entrenamiento de IA como de las operaciones de minería de criptomonedas. Cada centro de datos quiere esas tarjetas, y las cadenas de suministro aún no pueden mantenerse al día. Hemos visto este ciclo antes, pero la escala esta vez se siente diferente.

Lo interesante es cómo esta crisis de hardware impacta en todo el panorama de la infraestructura Web3. Cuando la disponibilidad de GPU se reduce, la rentabilidad de la minería cambia, los costos de computación en la nube aumentan y hasta los protocolos DeFi que realizan cálculos complejos sienten la presión. Los efectos en cadena son reales.

¿Alguien más está siguiendo cómo los cuellos de botella de hardware están reconfigurando la dinámica competitiva en las redes de prueba de trabajo? La economía se vuelve salvaje cuando las limitaciones físicas se encuentran con la demanda digital.