¿Decir que los bancos desaparecerán de la noche a la mañana? Eso es un sueño de locos. Pero es cierto que sus funciones centrales están siendo poco a poco despojadas por una estructura invisible.

Al mirar hacia atrás en el sistema financiero tradicional, los bancos nunca han sido solo un "proveedor de servicios". Ellos gestionan la custodia de fondos, operan los procesos de liquidación, evalúan la exposición al riesgo y conectan con las líneas rojas regulatorias: todo el flujo de capital del sistema económico tiene que pasar por esta arteria activa que son los bancos. Esta posición central, dicho de manera sencilla, no se logra a través de la competencia del mercado, sino que es un privilegio escrito directamente en las reglas del diseño institucional.

Cuando la liquidación ya no dependa de una institución específica, sino que se convierta en una propiedad inherente del sistema mismo, las reglas del juego comienzan a flexibilizarse. Soluciones tecnológicas como Plasma no sacuden realmente el negocio de los bancos, sino la lógica subyacente de su existencia.

¿De dónde proviene el poder de los bancos? Justo en ese "momento decisivo" — cuando el dinero se transfiere de la cuenta A a la cuenta B, debe ser confirmado, verificado, registrado y liquidado por el banco. Este paso ahoga todas las actividades financieras: si se ha pagado el salario, si el proveedor ha recibido el pago, si el préstamo se considera saldado, todo depende de si el banco asiente o no. Dominar este momento es dominar la palanca institucional del sistema financiero. La regulación también utiliza este nodo bancario para controlar el orden subyacente de toda la economía.

Este modelo ha sustentado casi un siglo de estabilidad financiera, pero el costo también es evidente: altos costos de intermediación, largos períodos de procesamiento y desigualdad de poder entre cuentas. Cuanto mayor es la importancia de la liquidación, más firme se vuelve la posición monopólica de los bancos.

Sin embargo, el diseño arquitectónico de Plasma está liberando este "momento decisivo" de las manos de los bancos.

Porque en la estructura de cadena de Plasma, la liquidación no es en absoluto un "evento", sino un "estado". En el momento en que la transacción es confirmada, la liquidación ya se ha completado. El consenso alcanzado significa la finalización del bloqueo de la propiedad de los fondos: no se necesita una institución de terceros para sellar y certificar, no se necesita esperar T+N días para que se refleje, y no se necesita que ninguna entidad centralizada actúe como intermediario de confianza.

Esto no se trata de borrar a los bancos del mapa, sino de cambiar la razón por la que existen. Cuando la capacidad de liquidación pasa de ser exclusiva de las instituciones a ser un estándar del sistema, el modelo de negocio de los bancos basado en "controlar nodos clave" deberá encontrar una nueva ubicación.