La lucha entre el capital tradicional y las fuerzas nativas de las criptomonedas nunca se ha detenido. Los beneficiarios de Ethereum defienden su antiguo mapa, mientras que el ecosistema está abriéndose paso con ventajas en velocidad y costo. Esto no es solo una disputa por la ruta tecnológica, sino la víspera de una redistribución de la riqueza.

En 2025, el panorama sigue en plena reconfiguración. Aquellos que comprendieron las tendencias temprano y se atrevieron a apostar por los ecosistemas emergentes, suelen obtener fichas más grandes en la mesa. El mercado nunca carece de historias, lo que falta es la visión para distinguir las oportunidades en medio del ruido, y la verdadera valentía para apostar por ellas.