El presidente de EE. UU. recientemente reafirmó su narrativa económica, afirmando que la economía del país sigue siendo robusta. Desestimó las encuestas que indican un amplio sufrimiento financiero entre los ciudadanos como datos engañosos. Esta postura se compartió durante una reciente discusión televisada, destacando el debate en curso entre el optimismo oficial y el sentimiento público respecto a las condiciones económicas. La desconexión entre la retórica de políticas y las experiencias económicas a nivel de base sigue alimentando la incertidumbre del mercado.