Las redes de identidad descentralizadas han cambiado genuinamente mi perspectiva sobre la gestión de credenciales personales en línea. Piénsalo: el KYC tradicional es una pesadilla. Estás subiendo la misma copia de tu pasaporte, prueba de dirección y selfies a cada plataforma a la que te unes. Cada envío significa otra copia de tu información sensible en algún servidor que no controlas. La exposición se acumula con cada nueva registración. ¿Qué pasaría si hubiera una manera de verificar una vez y otorgar acceso de manera selectiva? Eso es exactamente lo que los modernos protocolos de identidad están resolviendo. En lugar de esparcir documentos por todas partes, mantienes el control mientras cumples con los requisitos de conformidad. La ganancia en eficiencia es obvia, pero la verdadera victoria es la reducción de la superficie de ataque. Menos copias de tus datos flotando significa menos honeypots para los actores maliciosos. Es una de esas innovaciones de Web3 que realmente tiene sentido práctico más allá del bombo.