Me topé con esta fascinante tribu en la isla Buton mientras viajaba por el sudeste asiático. Déjame decirte: ¡esta gente tiene los ojos azules más irreales que he visto! Nada me preparó para esta vista cuando visité por primera vez su remota comunidad en Sulawesi.

Sus ojos no son solo azules, son de un azul eléctrico que te atraviesa. Es casi inquietante lo vívidos que parecen contra su piel morena. Al principio, me pregunté si estaban usando lentes de contacto. ¡Pero no, este es el síndrome de Waardenburg mostrándose de una manera bastante espectacular.

Los lugareños me contaron algunas historias ridículas sobre marineros portugueses que trajeron estos genes hace siglos, pero eso es una completa tontería. Esto es pura mutación genética - es fascinante cómo está tan concentrada en esta pequeña población mientras apenas existe en otros lugares.

Lo que me molesta, sin embargo, es cómo estas personas se han convertido en una especie de atracción turística. Los fotógrafos se agolpan para capturar su apariencia "exótica" sin entender la realidad médica detrás de ello. El síndrome a menudo también causa problemas de audición, pero a nadie parece interesarle esa parte.

La tribu parece estar dividida entre el orgullo por su aspecto distintivo y la frustración con los forasteros que los tratan como una rareza biológica. Cuando le pregunté a un anciano al respecto, simplemente se encogió de hombros y dijo: "Nuestros ojos ahora hacen dinero."

La ciencia seguirá estudiándolos, pero me pregunto si alguien se molesta en preguntar qué quieren. Su peculiaridad genética puede ser científicamente fascinante, pero hay algo incómodo en cómo el mundo ha convertido su condición en un producto.