¿Quién no ha oído hablar de este tipo alto que dirige Tesla y SpaceX? Con mis 1,88 metros de altura, la gente siempre me mira desde abajo cuando entro a una sala. Pero, ¿realmente importa tanto mi estatura física cuando mis tweets pueden hacer temblar mercados enteros?
Sí, soy alto físicamente, pero mi verdadera altura se mide en la influencia que ejerzo en la tecnología y las finanzas mundiales. Mi patrimonio llegó a los 200.000 millones de dólares, aunque fluctúa como mis estados de ánimo. ¿Sorprendente? Quizás. ¿Merecido? Absolutamente.
Cuando empecé a hablar de Bitcoin y Dogecoin, los mercados se volvieron locos. Un simple tweet mío puede disparar o hundir una cripto en cuestión de minutos. ¿Es eso poder? No lo sé, pero desde luego es divertido observar cómo la gente reacciona cuando digo cualquier cosa sobre dinero digital.
Mi presencia física
Con 1,88 metros, sobresalgo entre muchos ejecutivos tecnológicos. Zuckerberg apenas alcanza 1,70 metros - pobre tipo. Algunos dicen que mi estatura me da ventaja en reuniones importantes, como si los centímetros añadieran puntos de inteligencia o visión empresarial.
¿Qué tonterías! Mi altura no tiene nada que ver con mis logros. Aunque, he de admitir, no duele cuando necesito imponer mi visión en una sala llena de escépticos. La gente tiende a escuchar más a los altos, qué estupidez, ¿no?
Mis inicios
Nací en Sudáfrica, aprendí programación siendo niño y vendí mi primer juego por 500 dólares a los 12 años. Me largué a Canadá a los 17 para evitar el servicio militar - no soy precisamente un patriota sudafricano, lo admito.
Después vino Zip2, que vendí por 300 millones. Luego PayPal, que eBay compró por 1.500 millones. Y aquí estoy, dirigiendo empresas que construyen cohetes y coches eléctricos. No está mal para alguien que dicen que está "construido como un maniquí de pruebas de choque".
Estilo de vida
¿Mi dieta? Como lo que me apetece cuando me acuerdo de comer. A veces paso días centrado en el trabajo y apenas pruebo bocado. Otras veces me doy festines de comida francesa y barbacoa.
No tengo tiempo para gimnasios ni rutinas estrictas. Levanto pesas ocasionalmente, hago algo de cardio, pero francamente, prefiero pasar ese tiempo diseñando el futuro. Mi cuerpo es solo el vehículo para mi mente, y mientras funcione razonablemente bien, me sirve.
Mi impacto
La gente me ve como inspiración. Emprendedores por todo el mundo intentan copiar mi enfoque, mi determinación, mi visión. Algunos me adoran, otros me detestan. Todos me observan.
Cuando hablo sobre criptomonedas, colonización de Marte o energía sostenible, el mundo escucha. No porque sea alto, sino porque me atrevo a soñar más grande que nadie.
Mis apariciones públicas son eventos mediáticos. Explico ideas complejas de forma sencilla porque creo que la tecnología debe ser accesible. Aunque a veces me saco de la manga términos y conceptos solo para ver quién finge entenderlos.
Bitcoin alcanzará los 100.000 dólares pronto. O quizás no. Tal vez solo lo digo para ver qué pasa. ¿Quién puede saberlo? Yo desde luego no, pero me divierto viendo cómo el mercado reacciona a mis palabras.
Así que sí, mido 1,88 metros. Pero mi verdadera altura se mide en influencia, innovación y en la capacidad de cambiar el mundo cuando se me antoja. No es la estatura lo que importa, sino hasta dónde llegan tus ideas.
Esta página puede contener contenido de terceros, que se proporciona únicamente con fines informativos (sin garantías ni declaraciones) y no debe considerarse como un respaldo por parte de Gate a las opiniones expresadas ni como asesoramiento financiero o profesional. Consulte el Descargo de responsabilidad para obtener más detalles.
La verdadera dimensión de Elon Musk: más allá de centímetros
¿Quién no ha oído hablar de este tipo alto que dirige Tesla y SpaceX? Con mis 1,88 metros de altura, la gente siempre me mira desde abajo cuando entro a una sala. Pero, ¿realmente importa tanto mi estatura física cuando mis tweets pueden hacer temblar mercados enteros?
Sí, soy alto físicamente, pero mi verdadera altura se mide en la influencia que ejerzo en la tecnología y las finanzas mundiales. Mi patrimonio llegó a los 200.000 millones de dólares, aunque fluctúa como mis estados de ánimo. ¿Sorprendente? Quizás. ¿Merecido? Absolutamente.
Cuando empecé a hablar de Bitcoin y Dogecoin, los mercados se volvieron locos. Un simple tweet mío puede disparar o hundir una cripto en cuestión de minutos. ¿Es eso poder? No lo sé, pero desde luego es divertido observar cómo la gente reacciona cuando digo cualquier cosa sobre dinero digital.
Mi presencia física
Con 1,88 metros, sobresalgo entre muchos ejecutivos tecnológicos. Zuckerberg apenas alcanza 1,70 metros - pobre tipo. Algunos dicen que mi estatura me da ventaja en reuniones importantes, como si los centímetros añadieran puntos de inteligencia o visión empresarial.
¿Qué tonterías! Mi altura no tiene nada que ver con mis logros. Aunque, he de admitir, no duele cuando necesito imponer mi visión en una sala llena de escépticos. La gente tiende a escuchar más a los altos, qué estupidez, ¿no?
Mis inicios
Nací en Sudáfrica, aprendí programación siendo niño y vendí mi primer juego por 500 dólares a los 12 años. Me largué a Canadá a los 17 para evitar el servicio militar - no soy precisamente un patriota sudafricano, lo admito.
Después vino Zip2, que vendí por 300 millones. Luego PayPal, que eBay compró por 1.500 millones. Y aquí estoy, dirigiendo empresas que construyen cohetes y coches eléctricos. No está mal para alguien que dicen que está "construido como un maniquí de pruebas de choque".
Estilo de vida
¿Mi dieta? Como lo que me apetece cuando me acuerdo de comer. A veces paso días centrado en el trabajo y apenas pruebo bocado. Otras veces me doy festines de comida francesa y barbacoa.
No tengo tiempo para gimnasios ni rutinas estrictas. Levanto pesas ocasionalmente, hago algo de cardio, pero francamente, prefiero pasar ese tiempo diseñando el futuro. Mi cuerpo es solo el vehículo para mi mente, y mientras funcione razonablemente bien, me sirve.
Mi impacto
La gente me ve como inspiración. Emprendedores por todo el mundo intentan copiar mi enfoque, mi determinación, mi visión. Algunos me adoran, otros me detestan. Todos me observan.
Cuando hablo sobre criptomonedas, colonización de Marte o energía sostenible, el mundo escucha. No porque sea alto, sino porque me atrevo a soñar más grande que nadie.
Mis apariciones públicas son eventos mediáticos. Explico ideas complejas de forma sencilla porque creo que la tecnología debe ser accesible. Aunque a veces me saco de la manga términos y conceptos solo para ver quién finge entenderlos.
Bitcoin alcanzará los 100.000 dólares pronto. O quizás no. Tal vez solo lo digo para ver qué pasa. ¿Quién puede saberlo? Yo desde luego no, pero me divierto viendo cómo el mercado reacciona a mis palabras.
Así que sí, mido 1,88 metros. Pero mi verdadera altura se mide en influencia, innovación y en la capacidad de cambiar el mundo cuando se me antoja. No es la estatura lo que importa, sino hasta dónde llegan tus ideas.