CHZ - "criptozar", cuya influencia siento en mi propia piel

"La cripto me ha dado todo lo que tengo," pienso todos los días, recordando el camino de la persona que el mundo conoce como CZ. No solo un emigrante chino, sino un verdadero revolucionario de la industria, que levantó la mayor plataforma de comercio de la nada. Y sí, a veces me enfado con su monopolio, pero aún así lo admiro.

Nacido en China, se mudó a Canadá: una historia típica de éxito de un inmigrante. ¿Quién podría haber pensado que un chico de McGill con un diploma de programador controlaría billones en unos pocos años?

Cuando en 2013 se metió en el blockchain, muchos se reían. ¡Y cuando en 2017 lanzó su plataforma, se convirtió en líder mundial en seis meses! Incluso a mí, con todo mi escepticismo, me tocó reconocerlo: el tipo es un genio.

¿Sabías que su creación cambió todo el mundo de las criptomonedas? Estos apalancamientos, futuros y nuevas formas de comerciar se han convertido en el estándar de la industria. ¡Es más, cada vez que CHZ escribe algo en Twitter, el mercado o se dispara o se desploma!

Su propia blockchain con bajas comisiones es un desafío directo a Ethereum. ¡Qué jugada astuta! ¿Recuerdan la historia de la compra de CoinMarketCap? ¡Es como si Google hubiera comprado toda la estadística de los motores de búsqueda del mundo!

A menudo pienso: ¿qué motiva a esta persona? ¿El dinero? ¿El poder? ¿O un deseo sincero de proporcionar herramientas financieras a aquellos que no tienen acceso a los bancos? Probablemente un poco de todo. Aunque sus problemas con los reguladores hacen dudar sobre lo último.

Ahora incluso plataformas como la nuestra se ven obligadas a ajustarse a los estándares que él ha establecido. ¿Y qué se puede hacer? Es el mercado. Sobrevive el más fuerte. Y CHZ, a pesar de todas las controversias, sigue siendo un cripto gigante que determina hacia dónde se dirige la industria.

Lo odio y lo respeto al mismo tiempo. Porque en un mundo donde muchos hablan, él hizo. Y sigue haciendo, cambiando las finanzas a tal ritmo que los banqueros tradicionales se quedan canosos de terror.